Los zapatos han sido durante mucho tiempo una necesidad básica para los humanos, pero también un medio para expresar nuestra personalidad. En los últimos años, la tecnología 3D ha revolucionado el mundo del diseño y la fabricación, permitiendo crear objetos con formas complejas de una manera rápida y barata.

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La promesa de la fabricación aditiva

La fabricación aditiva, mejor conocida como impresión 3D, se trata de la creación de objetos tridimensionales mediante la incorporación de finas capas de material. Esto permite una libertad de diseño sin precedentes. Casi cualquier forma imaginable puede ser reproducida físicamente sin necesidad de moldes costosos o maquinaria especializada. Desde estructuras orgánicas y livianas que combinan fuerza y flexibilidad, hasta intrincados patrones imposibles de conseguir con técnicas convencionales.

Además, al ser un proceso aditivo en lugar de sustractivo, se utiliza sólo el material necesario, reduciendo los desechos considerablemente. Y al ser digital, permiten responder rápidamente a las demandas del mercado y analizar en tiempo real el desempeño de los productos mediante sensores integrados.

Estas capacidades únicas han despertado el interés de diversas industrias, especialmente del sector del calzado deportivo, en busca de nuevas formas de satisfacer las necesidades dinámicas de los atletas actuales.

 zapatos hechos a medida

Históricamente, la mayoría de los zapatos deportivos han sido fabricados en masa en tamaños y modelos estándar. Pero cada pie es único en forma, tamaño y preferencias. Por eso muchos atletas sufren de ampollas, rozaduras o lesiones incluso con zapatos de “su talla”.

La impresión 3D permite crear plantillas totalmente personalizadas que se amolden perfectamente al pie de cada persona. Mediante escaneos 3D, se puede obtener un gemelo digital que capture con precisión cada contorno y variación anatómica. Esta información se puede usar luego para diseñar structures de amortiguación, sujeción y soporte únicas, perfectamente adaptadas a ese pie específico.

Empresas como Feetz ya ofrecen este tipo de personalización masiva, permitiendo a los clientes diseñar o escoger un modelo base y luego introducir sus medidas para que el zapato se ajuste como un guante. El potencial para prevenir lesiones y mejorar el rendimiento es enorme. En el futuro, los escaneos y diseños podrían realizarse en tienda en minutos, para recibir los zapatos personalizados a domicilio pocos días después.

Nuevas posibilidades en diseño y rendimiento

La libertad geométrica de la impresión 3D también abre un mundo de posibilidades creativas para experimentar con nuevos diseños antes imposibles de realizar. Estructuras tridimensionales complejas que combinan múltiples materiales, patrones alineados con la biomecánica del movimiento, o geometrías diseñadas por inteligencia artificial son sólo algunos ejemplos.

Algunas marcas deportivas como Adidas ya han comenzado a explorar estas oportunidades. En colaboración con diseñadores industriales e ingenieros han creado conceptos como el Futurecraft 4D, un zapato con una suela medio impresa en 3D con un intrincado patrón que ayuda a amortiguar y estabilizar algunos deportes.

Otro ejemplo es el enfoque biomimético de la startup Furosys. Analizando la anatomía compleja pero altamente funcional de las patas de los animales, han diseñado plantillas únicas que imitan su elasticidad natural, tracción y economía de movimiento.

Además de innovaciones estéticas y biomecánicas, la fabricación aditiva permite incorporar fácilmente sensores y otro tipo de electrónica dentro de los tejidos del zapato. Esto abre la posibilidad de recopilar datos en tiempo real sobre cómo el calzado está interactuando con el pie, y así poder seguir optimizándolo.

Hacia una producción sostenible

Más allá de todos los beneficios en términos de los rendimientos y personalización, esta fabricación digital también se podría decir que  ayuda a resolver una de las principales críticas ambientales sobre la industria del calzado: la enorme huella de carbono.

Al relocalizar la producción también se reducen los costes laborales y se incentiva un modelo económico más distribuido. Y al utilizar sólo el material necesario para cada zapato, se generan menos residuos contaminantes. La posibilidad de reciclar el polvo sobrante de las impresoras 3D directamente como materia prima, también promete un sistema productivo prácticamente sin desechos.

La transición a la fabricación digital será paulatina, pero algunas firmas ya fabrican pequeñas series de zapatos deportivos mediante tecnologías como el sinterizado selectivo por láser (SLS) de poliamidas u otros termoplásticos técnicos. Y también se espera que todas las técnicas maduren lo suficiente como para así producir una gran escala en los próximos años.También se vislumbran mejoras ambientales sustanciales, con la posibilidad de descentralizar y optimizar los procesos productivos, reduciendo desechos, costes e impactos negativos. Y por el lado del diseño se abre todo un mundo de formas orgánicas y funcionales antes inalcanzables, que seguramente deslumbrarán con sus prestaciones.

Queda mucho trabajo de optimización antes de que estos procesos estén listos para el mercado masivo. Pero el ritmo de avance es alentador, y no sería descabellado imaginar que en una década una parte importante de las marcas líderes haya incorporado algún grado de fabricación digital en su mix productivo. Los zapatos deportivos del futuro ya están tomando forma, capa a capa.

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También se experimenta con nuevas formas de biofabricación que utilizan células vivas y biomoléculas como materiales base. Desde hongos o bacterias modificadas genéticamente, hasta gelatina recombinante con propiedades similares al caucho natural. El objetivo es replicar la complejidad de los tejidos naturales creando zapatos parcialmente “vivos”, capaces de responder y adaptarse dinámicamente.

Si bien todavía falta mucho desarrollo en este ámbito, los avances son constantes y nos acercan cada vez más a un futuro de zapatos deportivos completamente impresos, ultra-personalizados y ecológicos.

Hacia una nueva economía del pie

Más allá del producto en sí mismo, las tecnologías digitales también están empezando revolucionar los modelos de negocio detrás de la industria. La rápida proliferación de bio-impresoras 3D de bajo costo y fácil uso ya permite que emprendedores e inventores puedan experimentar e innovar desde sus hogares o pequeños talleres.

Esto desdibuja las líneas entre marcas/productores y consumidores, dando pie a comunidades colaborativas donde los propios usuarios cocrean valor. Un ejemplo es el proyecto Rightfoot de Nike, una plataforma online donde los atletas pueden compartir sus diseños personalizados de plantillas, que luego son validadas por expertos y puestas a disposición de otros para probar e iterar.

La digitalización también empodera modelos direct-to-consumer, sin intermediarios. Los escaneos y pruebas podrían realizarse en tiendas propias conectadas digitalmente a la producción bajo demanda. Y el contacto directo con los consumidores finales permite recabar data invaluable para mejorar continuamente el calzado.

Algunos predictores más osados hasta aventuran la idea de “Netflix de zapatillas”: plataformas de suscripción que por una cuota mensual dan acceso ilimitado a pedidos personalizados, con constantes actualizaciones y opciones de intercambio. Suena futurista, pero podría ser una realidad más temprano que tarde si logramos reducir lo suficiente los tiempos y costos de producción.

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Y es que, al final del día, la innovación tecnológica no tiene sentido si no va de la mano de modelos de negocio que la aprovechen de forma sostenible, tanto para empresas como para usuarios. En eso también consiste la reinvención en marcha del sector. Que cada vez más personas puedan calzar sus sueños, uno tras otros.

 

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